¿Alguna vez has sentido que el estrés te paraliza… pero otras veces te impulsa a dar lo mejor de ti?
No todo el estrés es malo, aunque solemos asociarlo con ansiedad, cansancio o malestar. La realidad es que existen dos tipos de estrés: el distrés, que te desgasta, y el eustrés, que te motiva y te ayuda a crecer.
Aprender a distinguirlos puede marcar la diferencia entre vivir agotada o vivir con energía y propósito.
¿Qué es el estrés y por qué no siempre es negativo?
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante una situación que percibimos como un desafío.
Cuando surge algo que requiere de ti —un nuevo proyecto, una entrevista, una decisión importante— tu cuerpo se activa: aumenta el ritmo cardíaco, se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol, y tu atención se enfoca.
Esa reacción no tiene por qué ser mala. De hecho, cierto nivel de estrés puede mejorar tu rendimiento y ayudarte a mantener la motivación.
El problema aparece cuando ese estado se mantiene demasiado tiempo o cuando la presión emocional supera tus recursos.
Ahí es donde entra en juego la diferencia entre distrés y eustrés.
Distrés: el estrés que te agota y te desconecta
El distrés es el tipo de estrés dañino.
Es ese estado en el que te sientes sobrepasada, irritable, bloqueada o desmotivada. Tu cuerpo y tu mente se mantienen en alerta constante, lo que agota tu energía y afecta tanto a tu bienestar físico como emocional.
Algunos ejemplos comunes de distrés:
- Sentir que no llegas a todo.
- Dormir mal o despertarte con tensión.
- Dolor muscular o problemas digestivos.
- Pensamientos repetitivos o autocríticos.
- Falta de concentración o desgana.
El distrés prolongado puede derivar en ansiedad, depresión o incluso enfermedades físicas. Por eso es fundamental aprender a reconocerlo a tiempo y crear rutinas que ayuden a reducirlo.
Eustrés: el estrés positivo que impulsa tu crecimiento
El eustrés es el estrés positivo, el que aparece cuando estás ante un reto que te estimula, pero no te abruma.
Es esa sensación de energía y concentración cuando te enfrentas a algo que te importa, como un nuevo proyecto, una meta personal o un cambio importante.
A diferencia del distrés, el eustrés te motiva, fortalece tu autoestima y mejora tu rendimiento. Es el impulso que te permite salir de la zona de confort y avanzar hacia lo que realmente deseas.
Ejemplos de eustrés:
- Empezar una formación o un nuevo trabajo que te ilusiona.
- Preparar una charla o evento con nervios, pero con entusiasmo.
- Asumir un reto físico, como practicar una nueva postura de yoga o correr una carrera.
La clave está en encontrar el equilibrio. Un poco de estrés bien gestionado puede ser tu mejor aliado.
La diferencia no está tanto en la situación, sino en cómo la interpretas y la gestionas emocionalmente.
Cómo transformar el distrés en eustrés
La buena noticia es que puedes entrenar tu mente para transformar el estrés negativo en un impulso constructivo.
Aquí te dejo algunas estrategias sencillas que puedes aplicar desde hoy:
- Cambia tu percepción del estrés. En lugar de verlo como un enemigo, míralo como una señal de que algo te importa.
- Prioriza el autocuidado. Dormir bien, alimentarte conscientemente y moverte cada día es fundamental para equilibrar tus niveles hormonales.
- Practica la respiración consciente. Te permite activar el sistema nervioso parasimpático y recuperar la calma.
- Integra momentos de desconexión. La meditación o el yoga te ayudan a liberar tensión y ganar claridad mental.
- Aprende a decir no. Poner límites también es una forma de cuidar tu energía.
Aprende a escuchar tus señales internas
Tu cuerpo siempre habla.
El cansancio, la rigidez muscular o la mente acelerada no son enemigos, son mensajes. Te están diciendo que necesitas parar, respirar, cambiar el ritmo.
El objetivo no es eliminar el estrés, sino cultivar una relación más consciente con él.
Cuando aprendes a distinguir entre distrés y eustrés, pasas de reaccionar a responder, y eso cambia por completo tu manera de vivir los desafíos.
Dejas de luchar contra el estrés y comienzas a usarlo a tu favor.
Conclusión: el equilibrio está en tu enfoque
El estrés no siempre es el villano de la historia.
El distrés te hunde, pero el eustrés te impulsa a crecer, aprender y descubrir tu fortaleza interior.
El poder está en cómo interpretas cada situación y en las herramientas que eliges para cuidarte.
Empieza hoy mismo a observar tu relación con el estrés.
Respira, suelta el control y recuerda: tú decides si el estrés te consume o te transforma.
