Hablamos de Sirsasana o la parada de cabeza

postura sirsasana o parada de cabeza

Sirsasana, literalmente significa «postura de la parada de cabeza». Como sabemos, «asana» se refiere a postura y «sirsa» significa cabeza en sánscrito. Por lo tanto, Sirsasana se traduce como la postura de la parada de cabeza.

Es importante tener en cuenta que esta postura puede ser peligrosa si se realiza incorrectamente, ya que existe el riesgo de lesionarse. Por esta razón, es crucial aprender a ejecutarla correctamente antes de practicarla por nuestra cuenta.

Al comenzar a practicar yoga, a menudo creemos que lo más importante es lograr realizar posturas invertidas, como es el caso de Sirsasana. Sin embargo, es fundamental comprender que todas las posturas y prácticas de yoga ofrecen beneficios para nuestro cuerpo y mente. No deberíamos obsesionarnos con este tipo de posturas, sino más bien disfrutar de cada práctica.

¿Qué estimula Sirsasana?

El chakra sahasrara se ubica en la parte superior de la cabeza, por lo que esta postura contribuye a equilibrarlo. Es importante destacar que este chakra está relacionado con la espiritualidad.

En esta postura, la sangre fluye más fácilmente hacia el corazón, lo que estimula la circulación sanguínea. Al mejorar la circulación, favorecemos el equilibrio hormonal.

Durante la práctica de la parada de cabeza, se estimula el flujo sanguíneo en el cerebro, el cráneo y el abdomen.

Sirsasana activa las glándulas del sistema inmunológico, la tiroides y todo el sistema linfático, lo cual ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo.

¿Cuáles son los beneficios de pararse de cabeza?

La postura de la parada de cabeza, conocida como Sirsasana, ofrece una amplia gama de beneficios tanto para el cuerpo como para la mente. Al facilitar el flujo de sangre oxigenada hacia el cerebro, esta postura estimula la concentración y la memoria, potenciando así nuestras capacidades cognitivas.

En términos físicos, la parada de cabeza contribuye al desarrollo del equilibrio y fortalecimiento de la espalda, aliviando el dolor lumbar y mejorando la postura. Además, al invertir el cuerpo, se favorece el flujo sanguíneo hacia las piernas y se reduce la presión en las venas, lo que puede ayudar a disminuir las várices y promover una mejor circulación.

El efecto calmante de la parada de cabeza en el sistema nervioso es notable. Al encontrarnos en una posición invertida, se estimula una respiración más profunda y consciente, lo que contribuye a la relajación y a liberar el estrés acumulado en el cuerpo y la mente.

No podemos pasar por alto los beneficios para la salud de la piel que se derivan de practicar regularmente esta postura. Al mejorar la circulación sanguínea en todo el cuerpo, incluida la piel, se promueve una apariencia más saludable y radiante. Además, la parada de cabeza ayuda a retardar el envejecimiento cutáneo y puede tener efectos positivos en condiciones como el acné.

¿Cómo se hace sirsasana?

Como mencioné anteriormente, es fundamental tener en cuenta que esta postura puede resultar peligrosa si no se ejecuta correctamente. Por lo tanto, es importante practicarla bajo la supervisión de un profesor o cuando hayamos adquirido cierto nivel de experiencia en yoga.

Existen varias variantes que pueden ayudarnos a desarrollar esta postura con el tiempo. Además, incorporar posturas de equilibrio y fortaleza en nuestra práctica puede preparar progresivamente nuestro cuerpo para lograr la ejecución de Sirsasana.

Para los principiantes, es recomendable comenzar realizando esta postura cerca de una pared, lo que brinda mayor estabilidad y seguridad durante el proceso.

pasos de sirsasana

Para determinar la medida adecuada para posicionar nuestros antebrazos, debemos arrodillarnos y sujetar con nuestra mano derecha nuestro codo izquierdo, y viceversa. Colocamos los antebrazos en el suelo, abrimos los brazos y entrelazamos las manos, creando así un espacio donde apoyaremos nuestra cabeza. La parte posterior de la cabeza se apoyará en las manos y la parte superior en el suelo.

Luego extendemos las piernas y gradualmente acercamos los pies hasta lograr que nuestra columna esté lo más recta posible. Si somos principiantes, podemos comenzar practicando únicamente esta parte e ir progresando poco a poco.

Ahora es el momento de elevar las piernas, primero una y luego la otra, manteniéndolas flexionadas. En este punto, buscaremos el equilibrio y, una vez que nos sintamos seguros, podemos estirar ambas piernas. En las primeras ocasiones en que realicemos esta postura, es posible que nos quedemos levantando una pierna flexionada a la vez y luego la otra, o incluso ambas, según nuestro nivel.