Existen numerosas posturas de yoga en la actualidad. Si las clasificamos, podemos dividirlas en posturas sentadas y posturas de pie, aunque esta no es la única clasificación.
En ocasiones, podemos combinar diferentes posturas o enfocar nuestra clase en las posturas de pie. Al practicar asanas de pie, activamos los chakras vinculados a la parte inferior de nuestro cuerpo.
Para las posturas de yoga, es recomendable utilizar una esterilla antideslizante que nos ayude a mantener el equilibrio y alinearnos correctamente. Para lograr esto, debemos tener en cuenta la proporción de nuestros brazos, piernas y tronco.
¿Cuáles son las posturas de pie en yoga?
Las posturas que existen de pie son muchas y casi todas cuentan con sus propias variantes, así que en este artículo solo voy a hablar de algunas de ellas. Cada tipo de yoga contará con unas asanas diferentes y también dependerá del nivel que tengamos con la práctica.
Si estamos empezando con el yoga, una buena iniciación sería centrándonos en algunas posturas que se realizan en hatha yoga que una vez las tenemos dominadas nos permitirán construir las bases para realizar otro tipo de posturas. El tiempo que estamos en cada postura dependerá del estilo de yoga que estemos practicando y el tipo de secuencia que queramos realizar.
La primera postura de pie no puede ser otra que tadasana o la postura de la montaña. Como hemos comentado en otros artículos, esta postura es la base por la que empiezan el resto de posturas de pie.
Urdhva hastasana es una de las posturas que podríamos decir que es una variante de tadasana, se construye igual, pero en este caso los brazos los tendríamos hacia arriba curvando ligeramente la espalda.
Después podríamos hablar de la postura del árbol. Desde la posición de tadasana colocaríamos un pie en el muslo de la pierna contraria (en el gemelo o incluso tobillo para principiantes). Las manos deben estar juntas ya sea a la altura del corazón o elevando los brazos por encima de la cabeza. Deberíamos hacer mínimo una vez con cada pierna.
La postura de la pinza o uttanasana consiste en inclinar nuestro tronco hasta que nuestras manos se apoyen en la esterilla por fuera de los pies. Para principiantes quizás puede ser recomendable flexionar ligeramente las rodillas o utilizar los bloques de yoga si no llegamos al suelo.
Es el momento de hablar de las posturas del guerrero. En este caso tendríamos guerrero I, II y III. Los dos primeros los construimos desde tadasana, mientras que el guerrero III lo construimos desde el primero.
En el guerrero I daremos un paso hacia atrás con una de nuestras piernas manteniéndola estirada mientras flexionamos la delantera. Los dos pies deberían de realizar una línea recta y la rodilla delantera debe estar alineada con el pie. Los brazos los elevamos por encima de la cabeza juntando las palmas de las manos.
En el guerrero II el pie de atrás lo giramos unos 45 grados, en este caso la de atrás también la dejamos estirada y la delantera flexionada. En este caso rotamos abriendo la cadera y levantamos los brazos a la altura de los hombros, con las palmas hacia abajo, la mirada la debemos dejar hacia la mano delantera.
Desde el guerrero I construimos el guerrero III, nos inclinamos hacia delante y elevamos la pierna trasera dejándola en paralelo con el suelo. Mantenemos el peso sobre esta pierna manteniéndonos rectos con la cabeza hacia el suelo.
Utthita trikonasana o la postura del triángulo es una asana en la cual desde tadasana damos un paso hacia atrás con la pierna izquierda, teniendo ambas piernas estiradas abrimos los brazos paralelos al suelo e inclinamos nuestro cuerpo hacia delante y hacia abajo. La mano contraría la apoyamos en la espinilla o en el suelo y elevamos el otro brazo hacia arriba.
Estas son solo algunas de las posturas de pie y como vemos todas se construyen de tadasana.
¿Por qué son importantes las posturas de pie en yoga?
Las posturas de yoga ofrecen numerosos beneficios, especialmente las posturas de pie, que pueden ayudar a desarrollar fuerza, equilibrio y conciencia corporal. Estas posturas ejercitan todo nuestro cuerpo.
Las asanas de yoga son fundamentales en la práctica de esta disciplina, ya que nos ayudan a ganar flexibilidad muscular, lo que facilita las prácticas posteriores.
Las posturas de pie nos permiten lograr una alineación y movimiento corporal adecuados, lo cual resulta muy beneficioso no solo durante la práctica, sino también en nuestra vida diaria.
Durante la práctica de las posturas de pie en yoga, liberamos la tensión acumulada y nos sentimos más energéticos tanto física como mentalmente.
Como ya mencionamos, podemos trabajar la flexibilidad y fortalecer todo nuestro cuerpo, desde el cuello, los hombros, la espalda, las caderas, las rodillas, los tobillos, las muñecas e incluso los dedos de las manos y los pies.
Pero eso no es todo, estas posturas también ofrecen beneficios a nivel articular, mejorando nuestra movilidad y amplitud de movimiento, evitando la rigidez y el dolor en las articulaciones.
Además, las posturas de yoga tienen efectos positivos a nivel orgánico, estimulando la digestión y favoreciendo una buena circulación sanguínea.