En los últimos años la palabra “mindfulness” se ha hecho muy conocida y parece que todos lo practican. El mindfulness está muy relacionado con la meditación, pero no son lo mismo, por esta razón, en este artículo os vamos a contar en qué consiste y cómo se practica con el único objetivo de intentar aclarar un poco más este concepto.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness es una práctica de meditación que se ha vuelto cada vez más popular en occidente en los últimos años. Se basa en prestar atención consciente y sin juicio a la experiencia presente. Esto incluye prestando atención a los pensamientos, emociones y sensaciones físicas del cuerpo.
El mindfulness consiste en focalizarnos en el momento presente. Lo que busca el mindfulness es conseguir la atención plena centrándonos en el “aquí y ahora” sin intentar cambiarlo.
En las técnicas de mindfulness se busca concentrarse en lo que sucede evitando las distracciones.
El objetivo que persigue el mindfulness es lograr un estado de conciencia plena a través de técnicas que se utilizan para alcanzarlo. Durante la práctica del mindfulness se persigue que la conciencia se relaje y no elabore ningún tipo de juicio de nuestras sensaciones, sentimientos o pensamientos.
La práctica del mindfulness puede ayudar a reducir el estrés, mejorar la atención y la concentración, y promover una mayor sensación de bienestar emocional. También se ha utilizado en el tratamiento de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.
El mindfulness se puede practicar en diferentes formas, como la meditación sentada, la meditación en movimiento y la meditación de cuerpo completo. También se puede incorporar en actividades cotidianas, como caminar, comer y trabajar.
¿Para qué sirve el mindfulness?
Varias investigaciones han demostrado que incluir el mindfulness en nuestra rutina diaria era beneficioso para la salud física y mental. Entre muchos beneficios ayuda a reducir el estrés y la ansiedad y a mejorar los niveles de concentración y la memoria. Durante el mindfulness aprendemos a focalizar la atención en el momento presente, lo que ayuda a mejorar la capacidad para prestar atención y concentrarse.
Las personas que practican mindfulness consiguen una conexión estrecha con ellos mismos, con su cuerpo, su mente y sus emociones. Por lo que es una práctica muy importante para aquellos que desean gestionar correctamente sus pensamientos y emociones.
El mindfulness se ha utilizado con éxito en el tratamiento de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, así como en el manejo del dolor crónico.
La práctica del mindfulness nos permite vernos desde fuera y ser más consciente de aquello que sentimos o pensamos, lo que permitirá ser más capaces de alinear nuestros pensamientos y sentimientos. Esto mejorará nuestro bienestar emocional, la práctica del mindfulness puede ayudar a aumentar la regulación emocional, la autocompasión y la resiliencia, lo que se traduce en una mayor sensación de bienestar.
Es normal que en el ritmo frenético de la sociedad actual vivamos en “piloto automático” por ello, el mindfulness nos ayuda a alejarnos de esto y a ser más libres para poder tomar mejores decisiones, actuando de forma más calmada y reflexiva siendo más conscientes del momento presente.
Pero, además, nos ayuda a mejorar la salud física, como reducir la presión arterial, mejorar el sueño y disminuir los síntomas de enfermedades como el asma y el eczema.
¿Cómo se práctica el mindfulness?
A la hora de practicarlo existen varias técnicas que se llevan a cabo, como pueden ser el yoga o la meditación.
El tiempo de práctica varía dependiendo de cada persona, lo recomendable suele ser 30 minutos diarios. Pero al comenzar es mejor empezar por varios minutos e ir ampliando poco a poco hasta adquirir la rutina que deseamos. Los resultados no serán inmediatos, por lo que es importante no abandonar y tener paciencia.
Al empezar con la práctica del mindfulness es importante encontrar el momento tranquilo del día, a cada uno le servirá uno, algunos lo harán justo por la mañana y otros antes de ir a dormir.
El lugar escogido es sumamente importante, debe ser libre de ruidos y de distracciones y en el que nos sintamos a gusto. Además, debemos escoger una postura cómoda que nos permita realizar la práctica sin complicaciones.
Durante la práctica siempre debemos centrarnos en la respiración, a lo largo de toda la sesión nos centraremos en nuestra respiración y cada vez que nuestra mente se distraiga la traeremos de nuevo. Es común que la mente se distraiga y nos vengan diferentes pensamientos y emociones lo importante es mantenernos neutrales y no emitir ningún juicio, ni bueno ni malo, hacia ellos.
Esta técnica suele ser muy empleada para aprender a controlar nuestra mente. Lo normal en nuestro día a día es que no nos paremos a pensar, por ello, es importante empezar realizando esta sesión. Al principio será difícil al no ser a lo que estamos acostumbrados, pero con la práctica cada vez será menos difícil lograrlo.
Una vez se consigue controlar estas sesiones es el momento de trasladarlo a nuestro día a día y llevar la atención plena a nuestras tareas habituales.